Con el discurso de alivianar el déficit fiscal, y obtener recursos para invertir en otras prioridades, la ultraderecha brasilera se apresta a destrozar todo el aparato estatal brasilero, destruyendo o vendiendo un centenar de empresas.
Casi como una lúgubre repetición del discurso Macrista, Bolsonaro anunció que su gobierno atraerá rapidamente 1800 millones de dólares en inversiones, a tráves de concesiones en vías férreas, 12 nuevos aeropuertos y 4 terminales portuarios.
Según explicaciones oficiales, el gobierno brasilero pretende privatizar propiedades y empresas por valor de 270.000 millones de dòlares