En una cadena de explosiones ocurridas este domingo en Sri Lanka en cuatro hoteles, tres iglesias y un complejo residencial, al menos 207 personas murieron y 450 resultaron heridas, según afirmó el portavoz de la Policía de Sri Lanka, Ruwan Gunasekara. El Gobierno ha declarado estado de emergencia.

Las explosiones ocurrieron sobre las 08.45 hora local (02.30 GMT). Las iglesias atacadas fueron en Colombo (la ciudad más poblada de Sri Lanka), otra en Katana (Oeste) y la tercera en Batticaloa (Este).
Los tres hoteles atacados, el Cinnamon Grand, el Kingsbury y el Shangri-La, todos de cinco estrellas, están en Colombo.


En Sri Lanka, la población cristiana representa el 7,4 por ciento. La religión mayoritaria es la budista que profesa el 70 por ciento de la población. En un país poco habituado a la violencia contra los cristianos, aunque sí a los enfrentamientos entre budistas y musulmanes, los ataques coinciden con la celebración del Domingo de Resurrección.

Entre los fallecidos hay 35 extranjeros. El secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, señaló en un comunicado que “hay varios ciudadanos de EE.UU. entre los muertos”, sin precisar su número.

“La embajada de EE.UU. está trabajando de forma incansable para proporcionar toda la asistencia posible a los afectados por los ataques y sus familiares”, dijo el titular de Exteriores.

Por su parte, Dinamarca confirmó que tres daneses han muerto en relación con los atentados. “Los familiares han sido informados”, señala un breve comunicado del Gobierno de Dinamarca.