Vivir sin miedo y Sartori, los clavos de la cruz de Larrañaga – Opinión

Jorge Larrañaga se ha vuelto un emblema del fracaso en su carrera por la presidencia, y continúa recurriendo a estratagemas fallidas elección tras elección para intentar revertir algo que está establecido, los blancos no lo llevan de presidente.

Existen varios factores que propician lo que hoy en día nadie duda en calificar como desastre, el hecho de que Sartori según datos de Factum se encuentre segundo en la interna, por delante de Antía y Larrañaga.

El primero y más evidente es el problema del Partido Nacional, un Partido con la corrupción como práctica cotidiana que no entiende de principios y solo opera como un núcleo aristocrático-religioso-empresarial para pelear por la presidencia uruguaya.

En función de esta identidad, es que llega un don nadie, y desembolsando una considerable cantidad de dinero compra, porque literalmente compra la estructura partidaria, sobre todo, y acá radica la especificidad del problema larrañaga, el interior del país, donde por algunos miles de dólares agrupaciones enteras, con ediles y altos cargos adhieren a la candidatura del “outsider” sin ningún desparpajo.

Sartori desplegó una millonada para comprar un partido a la venta

Larrañaga, por su arraigo militante mas de corte “paisano” sufre un golpazo clarísimo evidenciado por los números ya aludidos.

Además de estos insucesos, Larrañaga ya estaba condenado a la nada por su pésima estrategia electoral, la de vivir sin miedo, un campaña vacía y notoriamente demagógica y militarista, que no acompañó nadie mas allá de los miles de firmas distraídas que logró captar gracias a los cientos de rentados que desplegó en la calle durante meses, casi como una casa de préstamos.

Vivir sin miedo es un capricho tan condenado al fracaso como lo está su ideólogo

El mismo ejército no está de acuerdo!!, una propuesta que busca congraciarse con la “familia militar” y satisfacer los deseos mas fascistas que subyacen en nuestra sociedad, atizados por los medios opositores que difunden casi que como cadenas nacionales paralelas los crímenes que suceden en nuestro país, no logra ni siquiera la aprobación de aquellos que designa para un posible solución.

La estrategia del vivir sin miedo, no solo expone lo que es, un facilista sin profundidad teórica, sino que además lo absorbe y no le permite salir a disputar votos en ningún otro tema, expone de sobremanera su falta de programa, lo aparta de decenas de discusiones , debates, preocupaciones y entrevistas donde se habla de la vida de los uruguayos, apresándolo en esa piecita de la realidad donde puede gritar fuerte, pero sólo que quiere a los verdes en la calle.

Lo cierto es que la gente, no quiere la reforma que plantea en su plebiscito comprado por internet, y que los blancos no quieren un candidato sin palabra, prefiriendo incluso a un pichón de ladrón que no posee absolutamente ninguna propuesta propia, mas allá del decálogo neoliberalista de la nueva ola latinoamericana.

Lucas Gargallo

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