“Yo voy a trabajar hasta el último día de esta campaña […] con las ganas de conseguir el apoyo de tanta gente para que podamos ganar, según las reglas por más del 10% de diferencia, y que no haya que andar pensando en otra cosa”, dijo el sábado el precandidato del Partido Nacional Juan Sartori.
El comentario se debe a que además de superar en votos a sus oponentes, debe ganar con la diferencia suficiente para que los mismos de siempre no se junten y trunquen, sin importar el voto de la gente, su posible candidatura a la presidencia ya que algunos dirigentes no están dispuestos a apoyarlo en la Convención Nacional en el caso de que resulte ganador de la interna sin las mayorías para convertirse en precandidato.
La Constitución establece que si ninguno de los precandidatos lograra los requisitos para ser postulado directamente a la presidencia (mayoría absoluta, o más de 40% superando por 10% al segundo), la Convención Nacional deberá definir la cuestión.
Sartori sabe que poco le importa al Partido Nacional lo que suceda en las urnas, al fin y al cabo Lacalle Pou y Larrañaga cuidarán sus feudos y evitarán que cualquiera que no sea uno de ellos dos se candidato a Presidente.