Hace un tiempo Lacalle Pou restó trascendencia a la reforma propuesta por su oponente ficticio en la interna blanca y ayer Daniel Martínez afirmó que no aplicaría la reforma aunque está resultase votada afirmativamente en el plebiscito de octubre.

El hecho es que la reforma constitucional prevé un escenario en el cual no es reglamentada, estipulando así disposiciones transitorias que ponen en práctica inmediatamente los cambios propuestos mientras el poder legislativo no tenga los acuerdos necesarios para instrumentar la nueva constitución.

Quien haya estudiado la propuesta de reforma, primer paso para opinar sobre ella, y paso importante para pelear por la presidencia, sabe que la propuesta incluye lo que sería la nueva redacción de algunos artículos de la constitución y además disposiciones transitorias que efectivizar inmediatamente dichas reformas evitando así que mueran en la burocracia estatal.

Es así que, aunque el próximo presidente no quisiera, la guardia nacional sería creada constitucionalmente inmediatamente después de que la corte electoral declarará victorioso el plebiscito.

Por lo que prometer no aplicarlo, y decir que no es obligatorio es un paso en falso que no se espera de ningún candidato, menos de uno con tantas chances.