La enorme operación de prensa desarrollada en los últimos días, donde los medios occidentales empujan mediante mentiras a los gobiernos a desatar una histeria anti rusa, que tiene como objetivo que la OTAN logre avanzar hacia el Este y que se desate un guerra que les permita vender armas sin poner los muertos, continúa aumentando.
La calma de Vladimir Putin ha evitado lo que al día de hoy ya serían miles de muertes y un conflicto de escalas desconocidas, sin embargo, puede y debe tener un límite.
Rusia ha vuelto a aclarar que no tiene interés en la región del Donbass, región ucraniana de ruso parlantes que son atacados sistemáticamente desde el golpe de Estado neo nazi financiado por Estados Unidos en 2014.
Estas declaraciones han dado espacio a que el ejército ucraniano intensifique sus ataques y prepare un genocidio que está al borde de desatarse, apoyado una vez más por EEUU y sus subordinados.
Al no lograr desatar una respuesta militar rusa, occidente despliega nuevas provocaciones, la consideración del desarrollo nuclear de Ucrania, así como directamente la invasión a Rusia, puntualmente en Crimea.
Putin en minutos tomará la decisión sobre el reconocimiento de Donetsk y Lugansk, lo que en caso de darse daría la oportunidad de un pedido internacional de asistencia militar, como ya sucedió en Siria que permita un despliegue de acuerdo con el derecho internacional del ejército ruso en el territorio de estos países, para salvar a los cientos de miles de civiles, 800 000 de ellos ciudadanos rusos indefensos que se encuentran a merced de el ejército ucraniano, que tiene la firme intención de aniquilarlos.