A minutos de la una de la madrugada en Brasil, el intento de golpe de Estado al gobierno de Lula da Silva está lejos de finalizar.
El cuartel general del ejército en la ciudad está movilizado y protege a un campamento de terroristas que se refugiaron allí tras ser expulsados del congreso y de los demás edificios gubernamentales que atacaron.
La implicancia de el gobierno Bolsonarista del Distrito Federal ya está comprobada y su gobernador ha sido destituido.
Elementos de la policía del DF participaron activamente del ataque, guiando las caravanas de terroristas hasta los edificios y no actuando cuando estas hordas decidieron atacar.
Lula anunció que perseguirá a los culpables e incluso que identificará a quienes financiaron esta operación, que disfrazada de movilización no fue otra cosa que un intento de golpe de Estado, que no conocemos hasta que lugar pensaba llegar, pero atacó la misma oficina del Presidente Lula, que no se encontraba en el lugar.
El gobierno democrático instalo un comando de crisis en la sede del STF, mientras los minitros de Jusitica y de Seguridad se reúnen con las altas cúpulas de las fuerzas armadas.
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