LA DRA. Shi Zhengli, investigadora del Instituto de Virología de Wuhan que está en el centro de la controversia sobre el origen del covid-19, negó con vehemencia que el laboratorio sea la fuente del brote del coronavirus y dice que no tiene miedo a las indagatorias.

Shi, también conocida como la Mujer Murciélago por su amplísima investigación sobre los coronavirus de los murciélagos, ha sido el blanco de quienes creen que el laboratorio es la posible fuente del brote. Miembros del Congreso de Estados Unidos y exfuncionarios de Trump han señalado la investigación de ganancia de función de que se lleva a cabo en el laboratorio como evidencia de una fuga potencial, pero Shi negó que llevara a cabo los controvertidos experimentos.

“Estoy segura de que no hice nada malo”, le dijo Shi a The New York Times. “Así que no tengo nada que temer”.

La ganancia de función se refiere a una investigación que implica tomar patógenos y manipularlos para hacerlos más peligrosos para los humanos en un intento de prepararse para una pandemia antes de que esta suceda. El senador estadounidense Rand Paul ha sido uno de los críticos más feroces de la investigación. Ha puesto en duda si el riesgo que conlleva la investigación supera a los beneficios y ha criticado un subsidio que Estados Unidos le entregó al laboratorio porque, a su parecer, se usó para la investigación de ganancia de función.

El Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), negó que el subsidio se haya pensado para usarse en investigación de ganancia de función. Al presionarle para que dijese cómo podía saber que no se usó para la investigación de ganancia de función, Fauci reconoció que no podía garantizar que el dinero se usara para su propósito predeterminado, pero respaldó a los científicos chinos diciendo que son confiables.

Shi le comentó a The New York Times que su laboratorio “nunca ha llevado a cabo o cooperado en la realización de experimentos de ganancia de función que aumentan la virulencia de los virus”. Ella argumentó que sus experimentos no son un trabajo de ganancia de función porque buscaba entender cómo un patógeno podía pasar de una especie a otra, no cómo hacerlo más peligroso.

Muchos han desestimado la posibilidad de que el covid-19 se haya originado en un laboratorio, pero la teoría ha empezado a cobrar fuerza en Washington, D. C. Los republicanos han pedido que se indague el origen de la pandemia, y la comunidad de inteligencia no ha descartado la posibilidad de un laboratorio. El presidente Joe Biden le solicitó a la comunidad de inteligencia que “redoble” sus acciones para hallar y analizar la información que pudiera dar una conclusión más definitiva sobre cómo empezó la pandemia.

China no ha tomado a bien la indagatoria ni el escepticismo alrededor del laboratorio, y a quienes lo han exigido los ha llamado opuestos a la ciencia. Los funcionarios han usado un informe de un equipo de investigadores reunido por la Organización Mundial de la Salud como una exoneración a su laboratorio. El informe fue escrito después de que el equipo visitó Wuhan y halló que el origen más factible del virus fuese que pasó de un animal a un humano y el laboratorio era la hipótesis menos probable.

Sin embargo, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, criticó los problemas que tuvo el equipo para acceder a datos sin procesar, y dijo que se necesitaban más estudios para identificar el origen.

Algo que ayudó a aumentar el apoyo de indagar sobre el laboratorio fue un reporte de The Wall Street Journal, el cual decía que algunos investigadores del laboratorio fueron hospitalizados con síntomas similares a la gripe antes de que China reportara el primer caso del covid-19. El Instituto de Virología de Wuhan ha negado que algún miembro de su personal hubiera padecido el covid-19, lo cual haría imposible que el virus se hubiera originado en el laboratorio.

Shi reiteró que el laboratorio no ha encontrado casos de personas que hayan sido tratadas en el hospital, y le pidió a The New York Times que diera los nombres de los investigadores para que el laboratorio pudiera “revisarlos”.

En el centro del escepticismo sobre el origen del covid-19 está la historia confusa de China con respecto a la transparencia. China sufrió un golpe después de que se descubriera que había encubierto el brote de SARS y que el silenciar a periodistas y médicos hizo poco para apuntalar la confianza internacional en el país en lo tocante a compartir información.

Fauci, quien ha trabajado con científicos de China por décadas, los ha defendido contra los ataques sobre la base de su capacidad de ser honesto, separándolos del Partido Comunista chino.

“Esta ya no es una cuestión de ciencia”, comentó Shi a The New York Times. “Es especulación arraigada en una desconfianza total”.