Uno de los pilares de la ofensiva fascista en Uruguay, y artífice del nefasto acuerdo opositor para intentar eliminar al Frente Amplio defendió las torturas y violaciones cometidas por el Estado en Chile

Julio María Sanguinetti aseguró en Bogotá (Colombia) que las protestas sociales de Chile no derivarán en una revolución, al tiempo que achaca lo ocurrido en ese país a lo que llama «los dolores del crecimiento» de una clase media que viene de un pasado de «gran desigualdad».

Sanguinetti señaló que al mandatario chileno, Sebastián Piñera, se le encendió inesperadamente «una chispa» por la subida del precio del metro de Santiago, que después fue anulada, y se produjo «toda una revuelta, en la cual luego que está en la calle aparece el violento, el fundamentalista, el pequeño grupo organizado».

Sanguinetti advirtió que se debe hacer sentir a los manifestantes que «no hay atajos, que no hay el lugarcito por el cual uno entra y decreta la felicidad» para cumplir con las peticiones de educación, pues todo eso es un proceso.

«Es un proceso de construcción (…) que requiere inversión. En el medio de la revuelta no hay inversión, en un país inestable nadie invierte, es fundamental generar inversión», dijo.

Omitiendo criticar la militarización, el toque de queda, las decenas de denuncias de violaciones y saqueos organizados por los mismos militares Sanguinetti vuelve a pararse del mismo lado de la historia, de los opresores, el expresidente no pierde las mañas.